Partenón, Antonio Gracia






Me gusta traducir. Traducir es viajar entre palabras. Me gusta viajar. Viajar es traducir en imagen, emoción, palabra. En esta entrada esas dos pasiones se entrelazan pues mi versión final hacia el francés del poema que hoy traigo aquí la tracé delante de la palabra que sostiene el poema: El Partenón. 

Agradezco a mi gran amiga Christine su amistad y su ayuda para darle, juntas, los últimos retoques a mi traducción delante de esa maravilla que es El Partenón, y a Antonio Gracia, autor del poema original, la inclusión de mi versión francesa en su blog. A ambos dedico hoy esta entrada con mi reconocimiento y admiración.







Le Parthénon
Traducción al francés e imágenes: ©Índigo-2014 (nuria p.serrano)
Original: ©Antonio Gracia


L'harmonie cisèle sur la haute colline
un chant à la pierre. Les colonnes
tiennent dans l'air l'univers,
accentuant le volume, condensant
l'infini. Les symétries tracées
sculptent la lumière dorique. La peau
du ciel polit la rougeur du marbre
et la beauté devient transit dans le temps.
Frises et statues, dieux et péricles
se hissèrent parmi poulies et échafaudages
pour forger l'autel des dieux.
Le rectangle se fit partition
du cosmos pythagoricien, hymne exacte
à la silhouette de la perfection,
saphir lévitant au crépuscule,
menhir sur le sommet, dolmen ivre.
La poudre, le séisme et les pillages
violèrent sa splendeur. Et pourtant,
jamais les ruines ne furent aussi étincelantes.


©Antonio Gracia

La armonía bisela en la alta cumbre
un cántico a la piedra. Las columnas
sostienen en el aire el universo
acendrando el volumen, condensando
el infinito. Trepan simetrías
esculpiendo la luz dórica. Pule
la piel del cielo el arrebol del mármol
y la belleza es tránsito en el tiempo.
Frisos y estatuas, dioses y pericles
se irguieron entre andamios y poleas
para forjar el ara de los dioses.
El rectángulo se hizo partitura
del cosmos pitagórico, himno exacto
a la silueta de la perfección,
zafiro levitando en el crepúsculo,
menhir sobre la cima, dolmen ebrio.
La pólvora, el seísmo y los expolios
violaron su esplendor. Y sin embargo,
nunca las ruinas fueron tan fulgentes.


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